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Mostrando entradas de febrero 16, 2014

VIDA INSIPIDA

El reloj de la estación de Francia marca las seis de la mañana. Está amaneciendo. Los ojos de Manuel apenas pueden apreciar el vaivén de las pocas personas que pasan por los andenes.  Recordaba, con apenas una mueca, el festín que le prepararon sus compañeros de trabajo hace un mes cuando cumplió los 65 años. Fecha en la que se debía jubilar. También le regalaron un reloj y le leyeron una carta de homenaje como reconocimiento a su buena labor en la empresa.   Casi brotan de sus ojos unas lágrimas que hacía tiempo había olvidado de cómo se producían. Realmente era inmune a cualquier tipo de emoción. En su vida estaban vetados los sentimientos. Desde que se casó hace ya 45 años, su vida se convirtió en una esclavitud total, donde su criterio era siempre relegado a un segundo plano, en el mejor de los casos. Casi siempre era ninguneado por su mujer; alguien más preocupado por su mediocre vida social vecinal que por amores verdaderos o apegos absurdos.  Después del festejo abrió la puer