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Mostrando entradas de mayo 26, 2013

EL TIEMPO EN EL AMOR

Son las seis de la mañana. Suena el despertador. Amanece un nuevo día para Catalina, que de un salto se pone en pie para empezar a amueblar esa nueva jornada. Mientras su marido se ducha, ella prepara el desayuno de él. Con un exquisito mimo y dedicación prepara el café, hace unas tostadas y un vaso de zumo de naranja natural recién exprimida. Coloca los cubiertos, la taza, la servilleta (de tela , por supuesto) y coloca una linda flor en el medio de la mesa. Se cruza en el pasillo con Miguel, el cual le da un beso express. Tiene mucha prisa. Ha quedado con un compañero de oficina para hablar de los cambios que puede haber en la empresa. Ella se lo queda mirando con cariño y suspira furtivamente. Se ducha y siente como el agua caliente le resbala por todo el cuerpo mimando canda uno de los poros de su piel. Se pone la mascarilla del pelo, mientras enjabona cuidadosamente todo su cuerpo, que luego deja esa fragancia tan exquisita a limpio que siempre la caracteriza. Se seca el pelo con

¿INFLUYE LA ROPA INTERIOR EN EL ESTADO DE ÁNIMO DE UNA MUJER?

El otro día leía un pequeño debate dónde se ponía de manifiesto la idoneidad de que una mujer de cierta edad o excesivas curvas se ponga ropa interior atractiva. En primer lugar el problema trata que cuando de tallas se trata, parece que una mujer bella se acaba en la talla 46 ó 100 si hablamos de sujetador. También podría parecer indecente el hecho que una mujer de 70 se pueda poner un camisón con transparencias.  Una de las preguntas que suscitó mi reflexión fue que muchas veces la ropa interior va muchas veces influida no en nuestro propio estado de ánimo sino en la necesidad de resultar agradable a alguien.  Y entonces, pensé... a quien primero debo gustarme es a mí misma. ¿Qué es lo que yo prefiero? ¿Cómo me siento mejor? ¿Cuál es mi verdadera personalidad? Me hacía gracia un comentario que se decía: "pues yo la verdad, prefiero las de cuello alto" , refiriéndose a las bragas de toda la vida que se adaptan como la seda a nuestra piel. Las que nos ponían de pequeñitas q

SABER HABLAR

En un artículo anterior hablaba de la importancia del saber escuchar, virtud poco desarrollada entre los seres humanos. Ahora quería hacer otra reflexión, sobre el hablar y la peculiaridad que tiene la gente de nuestro país a la hora de hacerlo en un tono moderadamente alto de volumen.  Y eso empieza desde la más tierna infancia. Los niños se acostumbran a pedir las cosas gritando, demandar sus exigencias con pataletas, rabietas y lloros. Los padres demasiado cansados para poder educar correctamente accedemos con frecuencia a sus demandas y aquí ya la hemos cagado, porque queda en el chip cerebral que mientras más alto berreas, más se te hace caso. De esta manera el hablar alto, cuando se asocia a la falta de habilidad por escuchar ya forman un cóctel molotov. La gente tiene necesidad que le escuchen. El otro día, por ejemplo, mientras guardaba cola en la sección de charcutería del supermercado, una señora me explicaba que tenía síndrome de Sjogren; un transtorno autoinmunitario que