EN UN JARDIN DE LA ALHAMBRA
Era uno de enero de 1492. Al día siguiente tendrían que entregar las llaves de aquel palacio a los reyes cristianos que habían conquistado aquellas tierras. El mundo de Taryel transcurría dentro de aquellas murallas, donde cuidadosamente cuidaba aquellas flores que tantas satisfacciones le habían dado durante tantos años. Lirio lo apodaban, por ser el que mejor cuidado les daba a aquellas flores en concreto. Tenía que buscar un camino, aquella etapa de su vida ya había acabado... Y le costaban tanto los cambios. Cambiaría de vida... pero no de alma. Esa, nadie te la puede conquistar. Dejo todos los aperos de jardinero en aquella sala fría en la que apenas entraba la luz. Fue alejándose de su palacio nazarí. No se despidió de nadie. Nunca le gustaron las despedidas. Fue bajando por el Albaicín hacia tierras de Jayyán. Cambió su nombre árabe por el de Martín y cuando un buen día le preguntaron por su apellido, se quedó mirando fijamente a su interlocutor y dijo sonriendo Lirio. Por eso... Cada vez que vayáis por las tierras de Jaén específicamente o por el mundo... y alguien os diga que se llama Lirio, estudiad aquella mirada porque viviréis de nuevo la mirada de Taryel y os dirá muchos secretos sobre la Alhambra...
Una historia muy bonita... A veces se necesita huir, cambiar, dejar atrás lo que no aporta o no nos deja ser felices... A veces el precio es caro, es dejar tu vida, tus raíces... aunque los recuerdos siempre van con uno...
ResponderEliminarBesines...
El espacio en el que has situado tu relato, no puede ser más sugerente.
ResponderEliminar¡Ah! y estaré atenta a ese apellido.
Un beso
Hermosa historia, florida y esperanzada, como los ojos de aquel que un día quiso cambiar el rumbo de su vida y lanzarse a la aventura.
ResponderEliminarUn abrazo
Una historia preciosa, lo relatas tan bien que es como si hubiera estado alli. Besos
ResponderEliminarUna historia preciosa, lo relatas tan bien que es como si hubiera estado alli. Besos
ResponderEliminarMuy curiosa historia, parece verídica, y quizás lo fue, nunca se sabe.
ResponderEliminarUn abrazo
Me has tocado en lo profundo del alma. Mi alma viene de las tierras morunas, de las tierras de agua, flores... Por eso solo ver el título ya me vi en tu relato porque yo conocí a un Lyrio.
ResponderEliminarBesos.
Ohhhh,tu relato bien podía estar incluído en "los cuentos de la Alhambra". Buscaré, si, los ojos de Martín Lirio.
ResponderEliminarUn beso
El lirio, ya por sí una flor dramática y llamativa, tendrá otro significado más para mí de ahora en adelante. Gracias por esta detallada pincelada de mi querida Alhambra. Un abrazo
ResponderEliminarEncuentro muchas metáforas en tu texto: el abandono forzoso de la belleza, la adaptación a una vida cambiante, la esencia perdurable del alma... Me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mujer de rostro bello y apellido de flor, te has lucido y nos has conmovido desde la primera a la última letra.
ResponderEliminar(me encantaría oir la risa de tu hijo cuando habla del amarillo....)
besos